Historias del Iberá

Las manos en la tela: Anahí

Es una tarde de junio. Las mujeres llegan de a poco. Algunas vienen acompañadas de sus hijos. Se saludan entre ellas. Dos besos, una sonrisa. El quincho de Ñande Retá está listo para recibirlas. Se acomodan en las mesas de trabajo. En el aire se respira entusiasmo. Los telares esperan inmóviles el tacto de sus manos. Las hábiles artesanas mueven sus dedos invocando una antigua técnica que fusiona tradición y creatividad.

La historia del telar se remonta a miles de años atrás. Se cree que los primeros telares rudimentarios surgieron alrededor del 6000 a. C, en el antiguo Egipto y Mesopotamia. Con el tiempo ésta técnica se extendió a través de diferentes culturas y civilizaciones, aportando cada una de ellas sus propias variaciones al proceso. El arte de tejer tuvo también su propio proceso en América. Cuando los españoles desembarcaron en el Nuevo Mundo, los pueblos originarios dominaban el trabajo en telares y confeccionaban sofisticados diseños. De alguna manera pareciera ser que el ser humano en distintas partes del mundo y de la historia, buscó vestirse y abrigarse usando técnicas similares. La Revolución Industrial del siglo XVIII trajo consigo la mecanización de la industria textil, sin embargo, la tradición del telar artesanal se mantuvo viva gracias a las comunidades de tejedores que preservaron estas habilidades transmitidas de generación en generación.

En los pueblos de la Mesopotamia argentina, el telar fue utilizado tanto para producir prendas individuales como ponchos, mantas, fajas, bolsas, entre otras, así como también en la confección de telares comunitarios, conformando espacios de encuentro para la transmisión de saberes. En Ñande Retá, las mujeres se reúnen combinando ambos propósitos.

En el quincho Anahí se acomoda en una de las mesas. Sonríe. Sus ojos transmiten calidez. Sus manos empiezan a moverse. Primero ajusta los hilos de urdimbre (los longitudinales) en el telar. Por cómo los estira entiendo que tienen que estar tensos para crear una base sólida para tejer. Después prepara los hilos de la trama (los transversales). Enhebra la trama en una aguja y empieza con la primera pasada. Pasa la aguja por encima y por debajo de los hilos de urdimbre alternando el patrón y así crea la primera fila. Después de cada pasada, usa una especie de peine para apretar los puntos. Repite los movimientos con una naturalidad innata. De vez en cuando cambia de color de hilo. De alguna manera, con paciencia y tranquilidad, entrelaza texturas para lograr un diseño único.

A medida que su pieza se revela, aflora con ella el resplandor del conocimiento ancestral que se manifiesta en sus manos. Alrededor de ella, una decena de mujeres la acompañan unidas por una red comunitaria invisible. Se escuchan risas. En Ñande Retá el trabajo en telar artesanal es un momento festivo, es considerado una forma de expresión artística donde las artesanas experimentan con diseños, colores y texturas para crear piezas únicas. Para éstas mujeres y para la comunidad de Ñande Retá, el telar es una herramienta, es un vínculo con su historia, una manifestación de la creatividad humana y una forma de conexión con la tradición y el arte, un símbolo de empoderamiento y una fuente de orgullo cultural.